Paseamos todos los domingos
por calles arboladas. En los jardines,
sobre césped impecable
entre flores y arbustos
corren niños de ojos azules.
De pronto dices:
- aquií se torturaba.
Hoy se quejan los vecinos
porque en las noches quietas
resuenan los lamentos
que en otras noches nadie escuchó.
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